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El abrazo de la Serpiente
Hace mucho no iba a cine y escribía una entrada. Hubiera podido hacerlo con Spectre o con Star Wars pero aunque realmente no hubo tiempo para hacerlo –de pronto lo haga posteriormente– ¿qué mejor excusa que volver para hablar de la peli de Ciro Guerra?
Finalmente, después de todo el «boom» causado por Cannes el año pasado, Ciro Guerra presentó su tercer largo en el país llamado El abrazo de la serpiente. Cannes en ese entonces lo laureaba en la categoría escogida por la Confédération Internationale des Cinémas d’Art et d’Essai, que podría ser catalogada como una de las más importantes para el cine independiente porque trata de protegerlo de la gran industria y los feroces estudios que inundaron el festival. En ese entonces las salas colombianas estaban agolpadas y mis tiempos personales no eran los mejores así que la dejamos pasar para poder ver la bellísima La Tierra y La Sombra de César Augusto Acevedo. Meses después, lo jamás logrado por película colombiana, El abrazo de la serpiente es nominada en la categoría mejor peli extranjera tanto en los Oscar como en los Spirit y otra vez las salas se llenaron –pero esta vez si la logramos–.
El abrazo de la serpiente tiene tonos míticos, basados en su anacronismo narrativo. La historia tiene orígenes claros a principios del siglo XX, en una de las últimas expediciones del etnólogo Theodor Koch-Grünberg, revive épocas alrededor de 1950 cuando el botánico Richard Evans Schultes revisa los pasos del germano y nos recrea la historia más contemporánea de Wade Davis (One River) que nos explica como tanto el etnólogo y el botánico por diferentes motivos buscan con fe ciega La Yakruna. Son tres momentos diferentes tanto en la historia como en la experiencia del espectador y sin embargo todas están unidas mediante Karamakate, un cohiuano errante que se considera un chullachaqui (cascarón vacío) que durante dos generaciones intentó ayudar al hombre blanco a conseguir la Yakruna. Su mensaje cercano a la leyenda de Plutarco, es que el hombre blanco se ha adentrado en su selva varias veces, miles de veces, para entender los secretos de la Yakruna y sin embargo se refiere a Heráclito cuando evidencia que no son varios hombres blancos sino uno solo tratando de atravesar el río pero ni el río es igual, ni ellos mismos tampoco.
El abrazo de la serpiente es un llamado a romper ciclos, durante lunas y lunas, durante años de años, durante varios movimientos mágicos del cielo, donde hemos cometido consistentemente el mismo error, repararlo requiere de nosotros no sólo disposición sino determinación para cambiar nuestros más arraigados paradigmas. El héroe de la historia es un individuo solitario pero es también un semidios donde recae el último resquicio de conocimiento del caapi de Yakruna. Es Prometeo. Su misión pareciera proteger ese saber del hombre blanco pero si algo tiene de «road-movie» esta peli es que al final de su travesía, el conocimiento del viaje es lo que lo hará trascender en su destino. La Yakruna es una rara orquídea y una planta sagrada entre los cohiuanos que les permite comunicarse entre ellos a través de kilómetros y kilómetros de selva mediante un trance de Ayahuasca. Koch-Grünberg la buscó para salvar una malaria, Schultes vió un camino más documentativo para que este conocimiento prevaleciera y logró identificar entre varias plantas que incluyen la Yakruna (Psychotria viridis) y la Chaliponga, los ingredientes con los cuales los cohiuanos arman el Caapi (Ayahuasca).
Si me preguntan quién es la persona más influyente en el cine colombiano, yo diría que Dago García y sin remordimiento si me preguntan quién es el que ha desarrollado e impulsado el incipiente negocio del cine en Colombia, vuelvo y repito Dago García. De esa labor, ha nacido un personaje tan especial como Ciro Guerra que no sólo ha esculpido la mejor de nuestras tendencias cinematográficas sino que al igual que Dago García, se permite producir piezas interesantes y aún más independientes que las suyas propias. Gracias a ambos, esperamos que esta incursión en el reconocimiento mundial de nuestro cine, no sea una anécdota sino el inicio de nuestra industria. Para bien y para mal.
Segunda versión del FICBAQ
Hoy muy temprano, fuimos a buscar nuestras acreditaciones y sin perder tiempo nos dispusimos en la tarea de organizar el día para aprovecharlo lo mejor posible. Los barranquilleros (postcarnaval) están muy amables y entre caminatas, Transmetro y uno que otro taxi hemos logrado nuestros primeros cometidos.
Barranquilla hoy es una ciudad calmada –puede ser el festivo– y la disposición de los cinemas alrededor de su cuartel general, el hermoso Hotel del Prado, hacen del cubrimiento una tarea realmente sencilla.
Tenemos una gran ventaja y es que una de las cintas más buscadas, The Act of Killing de Joshua Oppenheimer, ya la vimos y podemos disponer nuestra estrategia cubriendo otras partes de la agenda; la otra querida es La jaula de oro de Diego Quemada concursando en la categoría de mejor cinta de la Cuenca del Caribe, pero no ha estado muy disponible por lo que esperamos con mucha suerte poder verla el viernes sin falta.
El festival está dividido en seis categorías: mejor cinta iberoamericana, mejor cinta de la Cuenca del Caribe, mejor cinta colombiana, mejor cinta de medio ambiente y pueblos en lucha, mejor cortometraje internacional y mejor cortometraje colombiano.
Hoy veremos una muestra de cortometrajes del BAFTA y nuestro primer largo en las salas de Cineland del Centro Comercial Americano; el listado completo de sedes es la Plaza de la Aduana –donde se realizó la inauguración y donde está planeada su clausura el próximo viernes–, la Cinemateca Country, salas 1 y 2 de Cineland, salas de Portal del Prado de Royal Films y obviamente el Hotel del Prado donde se radican una serie de conversatorios y conferencias con algunos directores y realizadores vinculados a este FICBAQ 2014.
Next Floor
Dirección de Denis Villeneuve
Guión de Jacques Davidts
Idea original de Phoebe Greenberg
Cinematografía de Nicolas Bolduc
Montaje de Sophie Leblond
Música de Warren ‘Slim’ Williams
Gracias al amigo Randy Mora por traer este corto a colación.